En una remota isla de las Galápagos, placas de Petri llenas de gusanos devoradores de sangre representan la esperanza. Un pequeño y macabro rayo de esperanza, pero aún así, esperanzador. Es porque aquí, en la Estación de Investigaciones Charles Darwin en la Isla de Santa Cruz, los científicos están trabajando sin descanso para salvar las aves de las Islas Galápagos de la mosca parásita Philornis downsi. En la adultez las moscas son relativamente inofensivas, ya que se alimentan de frutas. Pero cuando es momento de poner sus huevos, desatan una amenaza sobre las aves cantoras de las Galápagos: larvas que se alimentan de la sangre de las crías y, con frecuencia, las matan.
P. downsi es una especie invasiva en las Galápagos, ya que llegaron de los alrededores de Ecuador en la década de 1960. Desde que se introdujeron han causado estragos en las aves endémicas, debido a que 11 de las 13 famosas especies de pinzones de las Galápagos portan los parásitos, de acuerdo con Charlotte Causton, coordinadora del programa de investigación Philornis de la Estación de Investigaciones Charles Darwin. Eso incluye al Pinzón de Darwin Manglero, que está en peligro crítico de extinción y cuya población ha disminuido a menos de 100 aves, en gran medida gracias a P. downsi.
Entonces, ¿por qué la esperanza? Investigar la P. downsi es difícil porque las larvas generalmente solo están disponibles durante la época de apareamiento, pero esto ha cambiado desde que Paola Lahuatte, una científica novel de la Fundación Charles Darwin, tuvo éxito al criar larvas sin necesidad de un huésped. Como resumió Lahuatte en un informe publicado al principio de este mes en el Journal of Insect Science, comenzó con 385 gusanos y, al final de la metamorfosis, 41 moscas emergieron como adultos. Si Lahuatte y los otros investigadores consiguen lo que quieren, eventualmente criarán suficientes moscas para crear una población estéril que pueda dispersarse por la isla y, de ese modo, disminuir la población de moscas y ayudar a darles a las aves de las Islas Galápagos la oportunidad de sobrevivir.
Al menos esa es la teoría. Por ahora, los científicos están más concentrados en los beneficios de investigación de este avance.
"Nuestra meta ahora es que las moscas completen su ciclo de vida en el laboratorio para que no tengamos que depender de la disponibilidad de moscas en el campo, que está restringida cuando las aves están en época de apareamiento", dice Causton. "Una vez que logremos que las moscas completen su ciclo de vida podremos tener acceso a las moscas para nuestros estudios durante todo el año".
Las larvas de P. downsi son criaturas desagradables. Según Causton, las moscas infestan los nidos de al menos 18 de las 24 especies de aves terrestres autóctonas de la cadena de islas, y las moscas hembras pueden poner hasta 200 huevos, más que suficientes larvas para matar todas las crías de un nido. Una vez que nacen, las larvas comienzan su ataque al engancharse en las fosas nasales de las crías y alimentarse de su carne. En su segunda etapa, los parásitos se mudan al nido y esperan hasta la noche para alimentarse de la sangre de las crías.
No es fácil imitar el ciclo de vida de la P. downsi en el laboratorio. Primero, los investigadores capturan moscas hembras con trampas McPhail llenas de una mezcla de papaya y azúcar y las llevan al laboratorio para esperar a que pongan los huevos. Cuando los huevos eclosionan, las larvas emergen en busca de la sangre de las crías. Los investigadores no pueden sacrificar aves salvajes por su trabajo, así que han tomado un enfoque más creativo: alimentan a las larvas con sangre de pollo, "lo más cercano al alimento de las P. downsi en estado salvaje que pudimos conseguir", dice Lahuatte.
Para ayudar a salvar a los pinzones, los investigadores necesitarán mucho más que 41 moscas en su campaña de rescate. Su meta final, aunque distante, es aplicar la Técnica de Insecto Estéril (SIT, según sus siglas en inglés) a las moscas P. downsi, a fin de erradicar la peste. SIT implica criar un enjambre de moscas macho y luego utilizar radiación, como ondas de rayos X, para hacerlas estériles. Si estos machos estériles luego se aparean con moscas P. downsi hembras en estado salvaje, no producirán crías, lo que con el tiempo reducirá la población general.
SIT tiene un historial exitoso. Se ha utilizado este proceso para erradicar el gusano barrenador, una peste del ganado, de los Estados Unidos y otros países. Pero los investigadores tienen un largo camino que recorrer antes de poder liberar un ejército de moscas P. downsi estériles en auxilio de sus antiguos huéspedes, incluso tienen que probar que el enfoque funcionará con esta especie de mosca en particular.
Mientras tanto, los científicos de la Fundación Charles Darwin siguen desarrollando métodos tradicionales de control de especies, como atrapar las moscas con señuelos, aplicar insecticida en los nidos y controlar la población invasiva mediante el uso de enemigos naturales. Según Causton, cualquiera de estas técnicas se podrá combinar con futuras iniciativas de SIT. "Nuestro enfoque es trabajar en las mismas de manera simultánea, para poder encontrar una solución lo más rápido posible", comenta.
Y si eso significa más placas de Petri llenas de gusanos y reservas de sangre de pollo, que así sea.